Casi como un dicho popular, creo que todos hemos escuchado que nuestros centros de estudios son
nuestro segundo hogar, es decir un lugar donde nos formaremos para en un futuro aportar a nuestra
sociedad; y evidentemente el que lleva el timón del barco de esta aventura es el docente.
Ahora, cómo saber que estás surcando con éxito en las mentes y emociones de tus estudiantes.
Estamos seguros que lo estás haciendo bien, pero hoy, te ayudaremos a despejar esas dudas y si eres
un capitán primerizo en un salón de clases, estos datos te convertirán en un docente que deja huella en
sus estudiantes.
Mantener la autoridad; los primeros minutos con los estudiantes son muy importantes, ellos evalúan al
docente. El truco es simple, enfócate en ser tú mismo y demostrar tus valores y conocimientos,
demuestra que los respetas y ellos te retribuirán con su aceptación. Los gritos no funcionan, todo lo
contrario, puede que infundas temor antes que respeto.
El peor enemigo, aburrimiento; es muy cierto que no todos los temas son muy atractivos, para ello
puedes probar con cambiar el código de comunicación por un léxico más coloquial; o, por ejemplo, tratar
de explicar los temas en relación a la realidad social y fomentar la participación de los estudiantes.
El gran aliado, la tecnología; la educación va de la mano con la tecnología, no percibas la tecnología
como un sustituto o un distractor, redirecciona su utilidad y saca ventaja de ello. Innova, la tecnología es
una gran herramienta para dinamizar una clase. No apliques la metodología “siempre fue así”.
Más aliados, las redes sociales; no exijas que los alumnos vayan hacia ti, si puedes ir hacia donde
ellos están y a la vez aprender, nos referimos a las redes sociales; por ejemplo, realizar un foro de
preguntas mediante un grupo de WhatsApp podría ser más eficaz que un foro en el aula virtual de la
institución. Acércate un poco a su estilo de vida. Compruébenlo.
Nunca dejas de enseñar; no solo transmites conocimientos, también valores, un buen docente se
preocupa por la inteligencia cognoscitiva de sus estudiantes, pero además por la inteligencia emocional.
Cuando estás en contacto con un alumno o un grupo, fuera del horario del curso, es la oportunidad ideal
para transmitir valores y demostrar interés por tus estudiantes.
Por último, recuerda que esta profesión tiene tres pilares: capacitación constante, amor por educar y
ganas de generar un nuevo mundo.